Miedos infantiles
Hay ciertos miedos que se consideran miedos evolutivos que aparecen a distintas edades durante la infancia en casi todos los niños. Son muy frecuentes el miedo a la oscuridad, a algunos animales, a los ruidos fuertes, a los monstruos y seres fantásticos, a separarse de los padres, a dormir solos, etc. Como todas las emociones, el miedo tienen una función y es la de protegerles. La respuesta más frecuente a ellos suele ser buscar la cercanía de sus figuras de apoyo o evitarlos todo lo posible.
Muchos de estos miedos evolutivos desaparecen solos al ir creciendo, sin embargo, la forma en que las madres, los padres y el entorno más cercano los abordan, hacen que sean pasajeros o que se queden “instalados” durante un mayor tiempo y limiten la vida del niño y/o la familia.
Así mismo, hay que entender que a veces los síntomas cumplen una función o beneficio secundario para el que lo sufre o para su entorno. Por ejemplo, el miedo a ir al colegio a veces implica que los familiares cedan y el niño pase más tiempo con la familia, evite enfrentarse a nuevos entornos o simplemente que capte la atención de una manera en la que se siente especial. Los menores sienten ese miedo de forma real y no son conscientes de por qué no pueden superarlos.
Cuando pedir ayuda psicológica
- Cuando el miedo no remite a pesar de los intentos del niño y de la familia.
- Cuando está perjudicando alguna o varias de sus esferas: personal, familiar, social o académica.
- Cuando el propio malestar del niño o de la familia impide la puesta en marcha de estrategias para superarlo.
Las fobias
Las fobias son un miedo identificable y persistente que genera una fuerte reacción emocional, en muchos casos son irracionales y la persona que los sufre no entiende por qué le ocurren. Va acompañada de un fuerte miedo en situaciones en las que se anticipa de forma probable incluso improbable que el estímulo que genera miedo pueda aparecer. Otras veces la fobia proviene de una mala experiencia previa, por ejemplo, la mordedura de un perro.
Síntomas frecuentes
- Miedo intenso y desproporcionado a un estímulo externo o situación.
- Síntomas fisiológicos asociados: vómitos, mareos, sudoración, aumento de la frecuencia cardiaca, sensación de ahogo, temblores, etc.
- Evitación persistente del estímulo o situación que lo provoca.
Tratamiento de miedos y fobias infantiles en SANTANDER
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